Bitcoin: ¿inmune o vulnerable a la economía global?
Para comprender mejor las cosas, hay que ver las cosas desde otros puntos de vista. Con esa visión más amplia, seremos mejores inversores. Por ejemplo, muchos defensores de Bitcoin y las criptomonedas parecen que viven en un mundo aparte, donde solo importa la adopción, la escasez y el halving. No les interesa la economía, el dólar o los asuntos del mundo. Presentan a Bitcoin como un refugio que no solo nos protege de los problemas de este planeta, sino que también es inmune a ellos. Bitcoin es la solución a todo, y nada lo puede afectar.
Pero eso es solo a nivel de discurso y de redes sociales. Cuando nos vamos a la acción del precio, la cosa cambia. Según la acción del precio, Bitcoin sí es parte del mundo también. Bitcoin no es una burbuja aislada, sino que está conectado con otros mercados, eventos y factores. Bitcoin reacciona a las noticias, a las regulaciones, a la oferta y la demanda, a la competencia, a la innovación, a la psicología, a la geopolítica, y a muchas otras cosas.
¿Qué quiere decir esto? Pues que Bitcoin no es una varita mágica que nos hace ricos sin riesgos. Bitcoin es una inversión que tiene sus ventajas y sus desafíos. Bitcoin es una oportunidad que hay que aprovechar con inteligencia y responsabilidad. Bitcoin es una realidad que hay que entender con criterio y humildad.
¿Qué es Bitcoin? ¿Un código? ¿Una serie de números y letras en una base de datos descentralizada? ¿Un invento de un tal Satoshi Nakamoto? Pues sí, pero también mucho más. Bitcoin es un acuerdo social que representa valor monetario. Y ese valor monetario es reconocido por personas de carne y hueso que viven en este planeta. Personas que se enferman, que tienen problemas, que tienen que comer tres veces al día. Personas que tienen que pagar el alquiler, la luz, el internet y el teléfono. Personas que tienen que enviar a sus hijos a la universidad. Personas con recursos limitados y capacidades limitadas.
¿Qué quiere decir esto? Pues que Bitcoin no es un poder supernatural que existe solo en el ciberespacio. Bitcoin es una realidad que depende de las personas que lo usan, lo crean, lo regulan, lo compran, lo venden, lo minan, lo guardan, lo gastan, lo ahorran, lo invierten, lo pierden, lo defienden, y lo viven.
Bitcoin es un acuerdo social que refleja la complejidad, la diversidad y la creatividad de las personas que lo hacen posible. Bitcoin es un espejo de esa humanidad.
Bitcoin es un activo digital que no depende de ningún gobierno, banco o autoridad central. Suena muy bien, ¿verdad? Pero, ¿cómo surgió esta idea tan revolucionaria?
Pues resulta que Bitcoin fue creado por un misterioso personaje llamado Satoshi Nakamoto, que nadie sabe quién es ni dónde está. Lo que sí se sabe es que era más programador que economista, y que aparentemente se inspiró en las ideas de los cypherpunks, un grupo de activistas que defendían el uso de la criptografía para proteger la privacidad y la libertad en Internet.
En muchos sentidos, al menos en lo económico, los cypherpunks eran herederos espirituales de los escarabajos del oro, unos defensores del patrón oro que rechazaban la intervención del Estado en la economía. Estos grupos compartían la ideología californiana, una mezcla de contracultura, libertarismo y tecnofilia.
Así que, básicamente, Bitcoin nació como un proyecto personal de un programador con nociones económicas sacadas de una corriente política estadounidense. De hecho, los primeros usuarios salieron de esa tribu.
¿Por qué existe Bitcoin? Pues, según sus defensores más fanáticos, es la solución a todos los problemas del mundo. Bueno, al menos a los problemas económicos y monetarios.
La historia va algo así. El mundo está en crisis debido a la intervención del gobierno en la economía. Y, en particular, el sistema monetario. Gracias a la economía progresista y keynesiana, el dinero se ha convertido en un papel sin valor que se imprime sin control. La inflación se dispara, los bancos se enriquecen y los ciudadanos se empobrecen.
La solución es un retorno a una moneda escasa como el oro. Simple. Pero como estamos en un mundo cada vez más digital, se requiere un oro digital. No había sido posible, pero Satoshi lo logró. Y listo. Nació Bitcoin.
Entonces, ahora el mundo comenzará a comprar Bitcoin y la adopción será masiva. Porque, al parecer, todos queremos liberarnos de la tiranía de los bancos y los gobiernos. Y porque Bitcoin es la única moneda que respeta las leyes de la oferta y la demanda, la libertad y la transparencia.
¿Te lo crees? Pues hay muchos que sí. Y otros que no.
Claro que Bitcoin no es solo una moneda digital creada por un programador con ideas libertarias. Es también un fenómeno social que ha atraído a todo tipo de personas y grupos.
La comunidad original de Bitcoin se formó por gente que venía de otros movimientos como los cypherpunks, los anarcocapitalistas, los libertarios y los conservadores. Pero, con el tiempo, debido a las oportunidades financieras, se sumaron especuladores, apostadores, traders, banqueros, capitalistas de riesgo, oficinas familiares, empresas, gobiernos, instituciones y público en general de todos los credos y tendencias políticas.
Así que, ahora, Bitcoin no es solo una moneda, sino también una red, una tecnología, una cultura, una inversión, una ideología…
Bitcoin es una moneda joven, inmadura, inexperta, caótica y diversa. Su precio sube y baja como una montaña rusa, y nadie sabe qué pasará mañana. ¿Por qué?
Pues porque depende de la confianza de sus usuarios. Además, para comprar Bitcoin, hay que tener dinero en el bolsillo. Y la cantidad de dinero disponible puede variar según la situación económica, monetaria y psicológica del mundo.
¿Un mundo endeudado y pobre puede comprar más Bitcoin que un mundo rico y productivo? No parece muy lógico, ¿verdad? Bitcoin es un reflejo de la capacidad monetaria de sus usuarios. Y esa capacidad puede cambiar dependiendo de las condiciones del mundo.
¿Bitcoin es inmune a la economía global? No, Bitcoin es vulnerable a la economía global.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.