Bitcoin ecológico: El impacto y la importancia del uso de la energía para la PoW
Mientras escribía el white paper más famoso del mundo, Satoshi Nakamoto definió el proceso de minería de Bitcoin (BTC). Se estableció que la acuñación de nuevas monedas tendría lugar a través de la proof-of-work. Para llevar a cabo esta verificación y poder minar la criptomoneda, los ordenadores tendrían que resolver complejos cálculos matemáticos.
Al principio, no había muchos mineros. Sin embargo, eso cambió antes del primer repunte alcista de Bitcoin. La competencia en la minería se disparó, provocando un importante aumento del coste de las máquinas capaces de competir. Y lo que es más importante, la demanda de energía se disparó con las nuevas máquinas, que necesitaban energía principalmente para el procesamiento y la refrigeración.
Después de ocho años, la demanda de energía para el minado de Bitcoin ha crecido, y hoy en día ha alcanzado los 11m6.71 teravatios-hora al año, según datos del Bitcoin Electricity Consumption Index de la Universidad de Cambridge, o CBECI. A primera vista, esto parece mucho, ¿verdad? Pero veamos los datos más de cerca para comprender mejor el impacto real que tiene la minería de Bitcoin en el medio ambiente.
El uso de la energía en la minería de Bitcoin
Recientemente han aparecido en las redes sociales algunos influencers asociando a Bitcoin con un supuesto aumento del uso de la energía de los combustibles fósiles, especialmente del carbono. De hecho, algunos países —como China— utilizan el carbono como una importante fuente de energía. Pero, ¿es este el principal combustible empleado para generar la energía que se utiliza?
Según un estudio publicado por la Universidad de Cambridge en septiembre:
“La energía hidroeléctrica aparece como la primera fuente de energía, ya que el 62% de los mineros encuestados indican que sus operaciones mineras se alimentan de energía hidroeléctrica. Otros tipos de energías limpias (por ejemplo, la eólica y la solar) se sitúan más abajo, por detrás del carbono y el gas natural, que representan respectivamente el 38% y el 36% de las fuentes de energía de los encuestados”.
Además, según el CBECI, en el mundo se producen 25,082 TWh de energía al año. Solo se consumen 20,863 TWh, lo que significa que el 16.82% se desperdicia. Bitcoin representa un gasto energético del 0.47% de la energía total producida y solo el 0.54% del derroche energético mundial.
Otro estudio publicado recientemente por Galaxy Digital compara el uso de energía de Bitcoin con el de los bancos y la minería del oro. Según el documento, la industria del oro utiliza 240.61 TWh al año, mientras que el sistema bancario utiliza 263.72 TWh.
Más alarmante aún es lo que señala el CBECI respecto a los aparatos electrónicos que no se utilizan. Solo en Estados Unidos, con la electricidad que gastan en un año los dispositivos conectados que no se utilizan, sería posible alimentar la red Bitcoin durante casi dos años.
Por lo tanto, está claro que el consumo de energía de Bitcoin no es tan relevante como se dice, si se compara con la producción y el despilfarro energético mundial. Por no hablar de que este consumo de aproximadamente 116 TWh es responsable de proporcionar seguridad y acceso a una vida digna a millones de personas en todo el mundo.
Lo que realmente deberíamos tener en cuenta al hablar de que Bitcoin sea ecológico es su huella de carbono.
La huella de carbono de Bitcoin
Desafortunadamente, gran parte de la energía generada actualmente se traduce en una alta tasa de carbono, y esa debería ser la principal preocupación y el punto central cuando se habla del impacto ambiental de Bitcoin.
Según datos publicados en 2019 por la revista científica Joule, la huella de carbono de Bitcoin se sitúa entre 22 y 22.9 toneladas métricas de CO2. Se trata, en efecto, de una cantidad relevante que es comparable a las tasas de emisión de Jordania o Sri Lanka. Sin embargo, es bastante menos, por ejemplo, que el gasto energético de las fuerzas militares estadounidenses, que según los datos recopilados por Statista emiten 59 Tm de CO2.
Afortunadamente, hay formas sencillas de compensar la huella de carbono que deja Bitcoin. Con la tokenización de los activos, algunas empresas han optado por tokenizar créditos de carbono, lo que facilita a los mineros y a todos los que participan de alguna manera en la industria de las criptomonedas disminuir el impacto causado por la generación de energía eléctrica utilizada en las máquinas de minería.
De cara al futuro, nuestra atención debe centrarse en la reducción del uso de combustibles fósiles, con el objetivo de disminuir la huella de carbono restante.
Cabe señalar que el problema medioambiental no se resolverá únicamente reduciendo el uso de combustibles fósiles. Es aún más importante optimizar el uso de la energía generada, centrándose en reducir los residuos y las emisiones de carbono innecesarias en el proceso.
Desarrollo de un Bitcoin ecológico
No se espera que el consumo de energía por parte de la minería aumente mucho en los próximos años, ya que está más asociado a la potencia de cálculo que a la adopción de Bitcoin en sí. Por lo tanto, los 116.71 TWh deberían permanecer estables durante algún tiempo.
Para lograr el objetivo de una red Bitcoin ecológica o verde, las empresas de minería de criptomonedas pueden hacer su parte comprando tokens de créditos de carbono e impulsando la producción con menos uso de combustibles fósiles. Es injusto —por decir lo menos— acusar a Bitcoin o a los mineros de degradar el medio ambiente mientras se hace la vista gorda con el otro 99.54% de la energía generada.
Bitcoin es abierto y puede llegar hasta el fin del mundo, sin importar las limitaciones o prohibiciones impuestas por terceros. Es importante recordar que esta criptomoneda fue creada para proporcionar una vida digna a las personas corrientes y desfavorecidas, para evitar la depreciación del dinero, para garantizar el poder adquisitivo y para mejorar la calidad de vida.
Este artículo no contiene consejos o recomendaciones de inversión. Todas las inversiones y trading implican un riesgo, y los lectores deben llevar a cabo su propia investigación a la hora de tomar una decisión.
Los puntos de vista, pensamientos y opiniones expresados aquí son únicamente del autor y no reflejan ni representan necesariamente los puntos de vista y opiniones de Cointelegraph.
Jay Hao es un veterano de la tecnología y un experimentado líder del sector. Antes de trabajar en OKEx, se centró en aplicaciones impulsadas por blockchain para la transmisión de vídeo en directo y juegos móviles. Antes de entrar en la industria blockchain, ya contaba con 21 años de sólida experiencia en la industria de los semiconductores. También es un líder reconocido con experiencia exitosa en la gestión de productos. Como director general de OKEx y firme creyente en la tecnología blockchain, Jay prevé que la tecnología eliminará las barreras de las transacciones, elevará la eficiencia y acabará teniendo un impacto sustancial en la economía mundial.
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