Bitcoin: ¿Cuándo deberíamos vender?
¿Comprar a estos precios? ¿Vender ahora? ¿Esperar la corrección? ¿Qué hacer? El ambiente de codicia y FOMO ciertamente atrae a nuevos inversores y presiona a los más antiguos. No queremos comprar caro, pero, al mismo tiempo, no queremos perder la oportunidad en caso de que la corrección nunca llegue. ¿Es buena idea comprar ahora? ¿O ya es demasiado tarde?
Bitcoin es un activo especulativo. A las cosas hay que llamarlas por su nombre. Podría usar un eufemismo más noble, pero eso sería un autoengaño que no tiene sentido. Podemos romantizar el asunto de mil maneras. Sin embargo, en el fondo conocemos perfectamente la verdad. Compramos Bitcoin para hacer dinero. Sí, el cochino dinero. ¿Cuál es el problema con eso? Tenemos un dinero y queremos invertirlo para multiplicarlo. ¿Y? No deberíamos sentir vergüenza de esto. La aspiración es perfectamente válida. Claro que muchos sienten que debemos ocultar esto con una historia más bonita. “Compramos Bitcoin para cambiar el mundo”. “Son los héroes en una revolución financiera”. “Vamos por los bancos y los Gobiernos”. “Estamos construyendo un mundo mejor”. ¡Qué bellos somos! ¡Bravo, nosotros!
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Mientras tanto, son adictos a los vaivenes del precio. Y la codicia nos vuelve locos. La frase “precio Bitcoin” es la más popular en este espacio. El deporte favorito de todo Bitcoiner es hacer predicciones del precio. Cada vez que escuchamos que Bitcoin podría llegar algún día a un millón de dólares, los ojos nos brillan de emoción. ¿Revolución o dinero? ¿Ideología o dinero?
¿Cuánto vale un Bitcoin? ¿Cuánto valdrá en un año? He ahí la pregunta clave. ¿Cuál es el riesgo? ¿Cuál es la oportunidad? ¿Cuánto dinero debemos colocar en Bitcoin? ¿Cuál debe ser mi estrategia? Estas son las preguntas que uno escucha en la calle. Eso es lo que la gente quiere saber.
Ahora bien, ¿cómo valoramos un activo especulativo? Es decir, ¿cómo valoramos un activo sin valor intrínseco? En el caso de una compañía o una granja, tomaríamos en cuenta la producción del activo. Los ingresos en relación a los activos sería probablemente la variable más relevante a la hora de determinar el valor total del negocio en cuestión.
Pero, ¿cómo valoramos una obra de arte? ¿Una antigüedad? ¿Un coleccionable? Aquí no hay ingresos, porque son activos no productivos. Obligatoriamente, tenemos que recurrir a la oferta y demanda. Si el artículo en cuestión cuenta con muchos compradores, el precio seguramente será alta. De lo contrario, no valdrá gran cosa. Nótese que no estoy hablando de escasez. El artículo podría ser único, pero sin demanda, no hay valor. Eso es en relación al precio.
Pero, ¿cómo determinamos una buena inversión? El solo hecho de que un artículo se cotice a un precio elevado no significa que será una buena inversión. Un Picasso podría estar vendiéndose en 100 millones de dólares, pero eso no significa que será una buena inversión. Es muy importante que la demanda futura sea superior a la demanda actual para que sea una buena inversión. Es decir, las proyecciones de crecimiento (de la demanda) deben ser favorables.
Los desarrolladores de bienes raíces, por ejemplo, se fijan mucho del crecimiento demográfico de las ciudades para estimar el futuro valor de sus propiedades. Si la población es joven, mucha gente nueva se está mudando a la ciudad y los terrenos vacíos no abundan, se asume que los precios de los bienes raíces eventualmente registrarán un incremento. Es posible que el aumento de los precios no ocurra de la noche a la mañana, pero es solo cuestión de tiempo. La gente, tarde o temprano, se casa y quiere comprar una casa. Esa es la “futura demanda”.
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¿Cómo será la demanda de Bitcoin en los próximos 5 años? ¿Mayor o menor que ahora? Podríamos comenzar a estimar esto con dos factores: Demografía y liquidez. Los millennials ven con muy buenos ojos a Bitcoin como instrumento de reserva de valor (activo especulativo), pero aún no tienen mucho dinero para invertir debido a su juventud. Claro que eso irá cambiando paulatinamente con el paso de los años. Por otro lado, todo parece indicar que las políticas monetarias y fiscales de los países desarrollados de los próximos años se inclinarán hacia la flexibilización. Es decir, habrá mucha liquidez monetaria debido a factores macroeconómicos.
Adicionalmente, cabe destacar que la comunidad Bitcoin está creciendo en infraestructura. En otras palabras, se están desarrollando servicios y productos cada vez más interesantes, lo que está incrementando gradualmente el atractivo general de Bitcoin. Eso es, definitivamente, algo muy positivo. Ahora es posible obtener crédito y usar Bitcoin como colateral, por ejemplo. Cada vez es más fácil cambiar Bitcoin por otros activos. En fin, el mundo Bitcoin hoy es más rico que nunca.
También es importante mencionar la mejora en cuanto a la imagen y reputación de Bitcoin como inversión válida y legítima. En estos momentos, Bitcoin no es el activo preferido de todo el mundo, pero es un activo muy presente en la boca del público. Ya salió de las sombras. Y ahora es tan común como cualquier otro instrumento financiero. Hace 4 años, nos podemos decir eso. Lo que implica que hay una tendencia. Y es muy probable que esta tendencia se mantenga en los próximos años.
¿Comprar o no comprar? Francamente, pienso que la respuesta es comprar. ¿A estos precios? Sí. ¿Por qué no? Claro que con comprar no quiero decir que vamos a hipotecar la casa y colocar todo nuestro dinero en Bitcoin. Me refiero a que lo mejor es comprar poco en intervalos fijos y mantener “para siempre” (por mucho tiempo). Comprar un poco ahora. Y si hay una corrección importante, genial, se compra un poco más entonces.
Conozco personas que tienen más de 4 años diciéndome que quieren comprar Bitcoin, pero nunca compran nada. Siempre les parece caro, porque la primera vez que escucharon de Bitcoin el precio estaba por el suelo. Siempre les digo lo mismo. No es el fin del mundo. Uno podría comprar 10$ en Bitcoin para romper el hielo. ¿Qué importa si baja de precio? Si baja de precio, se compra 10$ más. Si uno compra para “nunca vender” (o para vender en 10 años), no importa tanto las fluctuaciones temporales.
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Ahora bien, supongamos que no somos nuevos en este espacio y llevamos años comprando Bitcoin a diferentes precios. Mi caso. Ahora estamos en un máximo importante. Obviamente que la inversión ha sido todo un éxito, pero no queremos vender, porque compramos con la intención de mantener “para siempre” (por mucho tiempo). Eso no implica que en estos momentos no podemos darnos un pequeño regalo. Vende un poquito, tacaño. Compra ese televisor. Cambia de celular. Cámbiale los cauchos al carro. Un caramelo de vez en cuando no le amarga la vida a nada. No estoy hablando de botar la casa por la ventana. Me refiero a una pequeña indulgencia.
En conclusión, por lo general, pensamos en absolutos. Comprar todo o vender todo. Pero eso es como conocer a una chica bonita y después de un minuto de conversación pedirle matrimonio. Calma, pueblo. Vamos por partes. Lo mejor es comenzar con un café. Es decir, podemos vender un poco. Podemos comprar un poco. E ir navegando las fluctuaciones del precio con elegancia. Si sube más, nos damos otro pequeño lujo o simplemente guardamos un poco en fiat. O si baja, compramos más. Es una estrategia ganar-ganar y sin mucha preocupación. ¡Hakuna matata! Don’t worry. Be happy. Para de sufrir.