BBVA y Bitcoin: ¿Cuál es el plan?
Ya es oficial. El BBVA entra al espacio Bitcoin. El Banco Bilbao Vizcaya Argentaria, o mejor conocido como BBVA, es el segundo banco más grande de España, miembro destacado del Ibex 35, y un nombre muy reconocido en Latinoamérica. Bueno, ahora ofrece compra-venta de Bitcoin y servicios de custodia a través de su filial en Suiza. Sin lugar a dudas, es un movimiento audaz, pero que comienza con mucha cautela. Este es un primer paso que se podría esparcir a sus otras filiales. Y otros bancos españoles podrían sentir la tentación de seguir a su colega. Bitcoin, la moneda descentralizada creada para prescindir de los bancos, se está volviendo toda una tendencia entre los bancos.
El solo hecho de lanzar el servicio a través de su filial en Suiza es sumamente revelador. BBVA Suiza se especializa en banca privada. Lo que implica que el servicio está principalmente dirigido a individuos de alto patrimonio e instituciones financieras. En otras palabras, el objetivo no es precisamente la clientela cypherpunk o anacocapitalista. Aquí estamos hablando de Bitcoin, el activo para la inversión. Y los servicios de custodia son sumamente importantes. En estos casos, no es muy buena idea tener millones de dólares en una cartera hardware con la llave privada anotada en algún papel. Muchos requieren el respaldo de una institución, seguros, garantías, la protección de un sistema judicial, el aval de un Gobierno, etc.
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He aquí cuando el fanatismo no puede nublar nuestra mente. Ciertamente, no es lo mismo tener todos nuestros ahorros en un banco nacional controlado por algún dictador tercermundista que ser el responsable de un fondo de cobertura internacional administrando el dinero de miles de personas. Hay instituciones que para poder funcionar requieren cierta formalidad. El inversor tradicional no quiere estar lidiando con hackeos, llaves privadas y tecnicismos. En la mayoría de los casos, colocar nuestros activos bajo la custodia de un intermediario tiene grandes beneficios. Para empezar, nos da credibilidad y acceso a crédito.
Si Bitcoin quiere crecer, debe dejar de ser un nicho. En los primeros días, era muy fácil crear un grupo homogéneo aferrado a unos ideales bien definidos. El fanatismo es propio de los grupos pequeños, porque es relativamente sencillo crear una dicotomía entre nosotros y el mundo. Nosotros siendo los salvos y el mundo siendo el enemigo. Pero el radicalismo es difícil de mantener en grupos más grandes y heterónimos. En el pasado, el bitcoiner promedio era un hombre, joven, estadounidense o asiático, libertario, y protecnologia. No es causal que este grupo sea el mismo grupo propenso a caer en extremismos, creer en teorías de conspiración y pertenecer a un culto. Estos son los reyes de Twitter. Cambiando al mundo un tuit a la vez. ¡Sálvese quien pueda!
Ahora bien, muchas cosas buenas comienzan como un nicho. Pero el crecimiento transforma. Me refiero al doloroso paso de ser un grupo pequeño y convertirse en un grupo mucho más grande. Es decir, las complicaciones de ser iglesia primitiva para pasar a ser la religión oficial del Imperio. Los primeros cristianos eran carne de leones. Eran una minoría perseguida de esclavos y pobres artesanos. Luego, llegó el Emperador Constantino y lo cambió todo. Los políticos tomaron el poder. ¿Cómo se sintieron los cristianos originales con esta transición? Bueno, muy mal. Muchos se retiran a los desiertos para escapar de la “corrupción del mundo”. Es el trauma del cambio.
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Claro que es irónico que una religión basada en un mesías que liberaría a los pobres de la opresión romana, se convierta en la religión oficial del Imperio. Es igualmente irónico que un activo creado para poder prescindir de los intermediarios se encuentre invadido por los intermediarios. El grupo pequeño es cálido, uniforme y estricto. El grupo grande es frío, diverso y flexible. Pero así es la vida. Irónica. Bienvenido al mundo real.
¿Quién controla Bitcoin? Bueno, no se sabe. Una red de computadoras. Pero, ¿quiénes son los responsables? ¿Dónde están? ¿Quiénes son? ¿Un código? Pese a que los cypherpunks tienen ingeniosas respuestas para todas estas preguntas, el público en general no siempre comparte el mismo entusiasmo hacia una red controlada por extraños y que no le rinde cuentas a ninguna autoridad gubernamental. Todo suena a Salvaje Oeste. Lo que, sin lugar a dudas, es poesía para los anarquistas y libertarios. Pero debemos entender que no todo el mundo forma parte de este nicho. El mundo, por definición, tiene ideas más convencionales. El inversor común necesita cosas concretas. El nombre del responsable. Una dirección. Un Gobierno. Un sistema judicial. ¿BBVA Suiza? Eso es suficiente. Eso sirve.
Hay personas que no se pueden dar el lujo de vivir al margen de la ley. Es decir, hay personas que requieren cierta legalidad para poder operar. He ahí la importancia de los bancos. No es solo un asunto técnico. Después de todo, siempre podemos guardar dinero debajo del colchón. Pero se requiere el uso de intermediarios en la mayoría de los casos para tener acceso a una serie de servicios. Crédito, avales, requisitos legales, etc. No todo gira en torno al individuo solitario. ¿Quieres montar un negocio en Nueva York? Seguramente, necesitarás ajustarse a ciertas normas. Lo más seguro es que necesitarás abrir una cuenta en un banco.
En lo personal, me parece genial que los bancos (y otros intermediarios financieros) estén adoptando Bitcoin. Uno de los grandes beneficios de esto es que nuestros bitcoins pueden usarse como colateral para obtener préstamos. Además, puede haber una mayor interoperabilidad entre Bitcoin y el sistema bancario tradicional. Convirtiendo a Bitcoin es una herramienta mucho más poderosa. Pero esto va más allá. Desde el punto de vista legal, con bitcoins en un banco es más fácil realizar contratos. Es decir, hacer negocios. Hacer traslados y cosas así.
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Por ahora, los planes del BBVA se limitan al BBVA Suiza en el pequeño gran mundo de la banca privada. Obviamente, es Bitcoin como inversión para una clientela exclusiva e internacional. No se ha dicho nada sobre España. Y mucho menos sobre Latinoamérica. Asumo que es un tema de regulación, por una parte. Y también podría ser un tema de percepción, por otra parte.
Bitcoin en Latinoamérica, por ejemplo, es un Bitcoin mucho más complejo. Digamos que el BBVA en Venezuela comienza a usar Bitcoin. Aquí se estaría mezclando inevitablemente con la fuga de capitales y el mercado negro del dólar. Una complicación. En Argentina, pasa algo similar. Bueno, de hecho, lo mismo ocurre en toda Latinoamérica, pero en distintos grados. Complicado.
En España, Bitcoin todavía puede verse demasiado relacionada a la red oscura. Y, bueno, España es parte de la Unión Europea. Asumo que el tema de la regulación es algo mucho más delicado ahí. Como mencione anteriormente, es un gran paso para el BBVA, pero al mismo tiempo es un paso bastante cauteloso. Pero para Bitcoin es muy positivo, porque ahora el BBVA se convierte en una puerta más para la llegada de más capital institucional.