Alberto Echegaray: “Los bancos que no entiendan staking y DeFi van a desaparecer”
Economía, criptomonedas, arte y proyecciones a futuro. Para hablar de todo esto, conversamos con Alberto Echegaray, artista, director de Trustlink, y ex representante de Argentina en GAFI.
Agustín Beltramino (AB): Me gustaría comenzar hablando un poco sobre tu obra, Moneyball.
Alberto Echegaray (AE): Moneyball empezó a desarrollarse en 2012. Es una obra que toca algo que es tabú en el arte, que es el dinero. Y sigue siendo tabú aunque es algo que está cambiando ahora con los NFT.
Lo que quería mostrar Moneyball es cómo la mayoría, o básicamente todas las monedas fiduciarias, no tienen respaldo en este momento en el mundo. Y cómo muchos gobiernos se aprovechan de la emisión de estas monedas para generar inflación, que es básicamente un impuesto, un fantasma que le saca el poder adquisitivo a la gente.
Con este concepto comencé a trabajar Moneyball con dólares. Yo viví en Washington unos 12 años. Hice algunas consultorías para la FED. Es así como llegué a la FED. Me invitaron en su momento a recorrer las instalaciones de una división donde imprimen los dólares. En esa oportunidad estaban reemplazando dólares viejos por los dólares nuevos que son los que están en circulación ahora. Y en una parte me encontré un warehouse enorme con miles de millones de dólares destruidos. Es así como pensé: “es increíble”. No se podían tomar fotos, había muchas medidas de seguridad. Pedí el dinero destruido, pero me dijeron que el dinero es propiedad del estado, no es propiedad nuestra. Y aunque esté destrozado, sigue siendo propiedad federal. Tuve que hacer una serie de cartas y luego de varios meses me entregaron dos millones de dólares en billetes de 100, destruidos. Y así comencé a crear la obra.
En ese momento yo viajaba constantemente entre Estados Unidos y Argentina.
Así que lo mismo traté de hacer con el Banco Central de Argentina (BCRA), trabajando también la obra con pesos argentinos. Pero en el BCRA me dijeron que no me los podían dar.
Opté por una ruta alternativa, persiguiendo los camiones de basura del Banco Central. Hicimos una serie de filmaciones sobre esto en su momento.
Luego un periodista de Bloomberg hizo una investigación y descubrió que no había un asiento en el Banco Central de los pesos que se destruyen.
Y así empezó Moneyball, un proyecto de arte. Se expuso en ArteBa en 2014. Era una instalación en donde en su centro había una bola de cristal que adentro contenía los dólares triturados que sumaban un millón de dólares. Y alrededor de esta esfera había 11 esferas más, y cada una contenía 1 millón de pesos triturados, que era el equivalente a un millón de dólares en el mercado informal en ese momento.
Atraía mucho a los colegios y a la gente joven. Era como representar a la inflación, las monedas fiduciarias.
AB: ¿Y cómo se te ocurrió sumar a Bitcoin en tu obra?
AE: A finales de 2013, un venezolano en San Francisco, me habló de BTC y me regaló algunos, que todavía los tengo. No le presté mucha atención hasta el 2015 o 2016.
Hablé con varias personas de Silicon Valley, y me decían que iba a ser parte del futuro, sobre todo el blockchain y lo monetario. Empecé a comprar bitcoins y a meterme de lleno en esto. Después abrí un fondo y me convertí en un evangelizador.
Fue super interesante. Empezó a crecer el Bitcoin. Y en ese momento yo tenía posibilidad de viajar a distintos países por trabajo. Y realmente encontraba resistencia en todos el sector financieros. Parecía que hablaba de algo vinculado al crimen o lavado de dinero. Era terrible.
Pero en el 2016, me contactó una persona que llegó al gobierno argentino, que necesitaba cierta ayuda con tecnología para prevención de lavado de activos y financiamiento del terrorismo. Era Mariano Federici, titular de la Unidad de Investigaciones Financieras. La UIF en ese momento estaba casi sin nada. Era un desastre. Me pidieron ayuda y fue un desafío interesante. Se instalaron sistemas más avanzados de análisis, datos, información.
Pero a mi no me interesaba la parte de prosecución del crimen, sino que me interesaba mucho más la parte técnica y la parte crypto. Por aquel entonces Europol hizo una reunión donde se juntaban especialistas de seguridad sobre el tema crypto y cybercrime. Era nuevo, pero por el gobierno argentino me invitaron. Y luego me volvieron a invitar a GAFI y allí conocí a algunas personas, sobre todo de EEUU, China, Rusia, Sudáfrica y Australia, que sabían algo de crypto. Había un team muy potente. Y empecé a ver cómo se iba a desarrollar la regulación.
Sabemos que bitcoin y lo crypto se hizo como un sistema paralelo para que no pueda ser hackeado por los gobiernos. Es algo apasionante y lo que más me gusta. Pero quería ver el brain power del otro lado para ver si podían regularlo.
AB: Claro, ver el otro lado atrás del telón…
AE: Fue interesante. Eso fue en 2016/2017. Pero antes de que yo entrara a GAFI, en la silla de Argentina, que tuve cuatro años trabajando en París sobre el tema regulación, yo había empezado a desarrollar en forma paralela, una nota privada, fuera de mercado, y era un primer sintético con underline asset de bitcoin.
Y ahí pude estructurar un producto financiero, en el que se podía invertir desde una cuenta bancaria. Fue súper exitoso hasta que las plataformas de los bancos me dijeron que no podían aceptar dinero ni transmitir más dinero porque se trataba de BTC.
Comencé a pensar en el Cryptoball. Si había pasado por el dinero fiduciario mostrando que no tiene valor, dije voy a probar con crypto. Empecé a desarrollar la Cryptoball, pero en el 2017/2018 era difícil conseguir las pantallas flexibles que mostraran el precio de BTC.
Tuve que contactarme con una persona en China que fue quien me facilitó el acceso a pantallas flexibles para el moneyball.
Moneyball es una esfera con dos pantallas flexibles conectadas a un software en un procesador. El procesador, además de mostrar en tiempo real el valor del BTC que tiene un hard wallet, muestra la cotización en yenes, euros y dólares. Para ese momento conseguí 250 BTC de un coleccionista. Los coloqué en el Ledger. Se leía y se mostraba en pantalla.
Al lado de la instalación en la Bienal de Venecia, coloqué un millón de dólares y un millón de euros. Había mucha gente joven. Mucha gente del ámbito artístico me preguntaba qué era porque no entendía.
Ahí se acercó un coleccionista europeo que yo no conocía. Me ofreció juntarnos en un restaurante al otro día. Fue muy interesante, porque luego se comunicaron de parte de él y hablaban de “su alteza real”
AB: ¿Quién era?
AE: Resultó ser un príncipe que apoya mucho a la cultura. Nos sentamos, hablamos de la obra. No lo podía creer. Porque la Bienal de Venecia no es un lugar donde se venda.
Terminó la Bienal y le llevé la obra de arte a su casa, un lugar en Suiza. Es una historia muy interesante.
AB: ¿Creaste más crypotballs?
AE: Hice una segunda, que fue por el pedido de un coleccionista en EEUU. El tema eran las pantallas flexibles. Ahora estoy ensamblando esta obra.
AB: El arte y el mundo crypto se está llevando muy bien. ¿Qué opinas de los NFT, tienes planes de trabajar con esto?
AE: Estoy empezando en el proceso de tokenizar algunas obras. Me gustarían NFT que sean más populares. Estoy pensando en tokenizar la esfera pero quiero que sea algo más inteligente. No solo un diseño 3D de obra de arte u escultura, sino por ejemplo, una especie de ticker vivo que muestre el precio. Algo que existe en la vida real, que exista paralelamente en distintas dimensiones.
También estoy trabajando en 3D mapping y augmented reality con un grupo de gente.
Me llamaron también para ser advisor en una plataforma de NFT que tiene artistas consagrados.
Creo que estamos en el comienzo de la tokenización y de muchas cosas interesantes que le dan acceso al arte de los artistas. Con esto quiero decir que antes era muy difícil que los artistas egresados de escuelas de arte accedan a galerías. Esto está cambiando rotundamente, ahora los egresados de las escuelas de arte que hayan optado por dedicarse al arte digital o virtual les llueven ofertas de trabajo, como sucede de parte del sector del gaming, por ejemplo.
Eso, sumado a todas las marcas de consumo masivo que se están metiendo en el mundo virtual. Es increíble lo que viene.
AB: Cuéntanos un poco sobre tus emprendimientos crypto…
AE: El año pasado creé TrustLink, viendo algo que estaba empezando en el mundo. En crypto empezaron a invertir newcomers, inversores institucionales. Se puso más sólida la regulación y empezó el sistema financiera se empezó a meter cada vez más en esto.
Cuando empiezan a entrar estos bancos, mucha gente empieza a consultarme cómo invertir en crypto. Eran compañías, sobre todo trust y family offices. Y lo que aprendí dentro de lo que es el sistema regulatorio, es que el riesgo máximo de las compañías siempre es el compliance.
Observaba que había varias compañías como Coinbase o Kraken, con 300 o 400 personas trabajando solamente en temas de compliance.
Pensé en hacer una plataforma que haga brokecash, que esté ligada a varias OTC, y de alguna manera dar acceso a la banca privada, de una forma consistente, pero además segura.
Durante los cuatro años que trabajé en el tema regulatorio, estaba siempre presente el tema de cibercrimen ligado a lo crypto.
Es importante el entendimiento donde los sistemas digitales tienen cada vez más valor. Porque hay un tesoro cada vez más grande para los criminales.
Pensé entonces en crear Trustlink para abrir cuentas para family offices, para institucionales, para compañías, y además le vamos a dar un seguro en los EEUU, un insurance de hasta USD 100 millones por cuenta.
AB: ¿Es una plataforma de custodia?
AE: Es de custodia y Brokcash. Son cinco o seis digital assets que además de comprarlos, te los custodiamos. Tratamos de tener un sistema regulatorio detrás, sólido, que no le de miedo a la gente. Lo bueno de Trustlink también es que las operaciones son por Whatsapp y por teléfono, los clientes tienen contacto directo con los asesores financieros.
AB: ¿Para quién está pensado Trustlink?
AE: Está pensado para banca privada, que está acostumbrada a eso. Pienso que las nuevas generaciones no van a necesitar de interfaz humana.
AB: Sobre la banca privada, con tu expertise y tu background ¿Cómo ves el futuro cercano de cómo van trabajar los bancos? ¿Con crypto o contra crypto?
AE: Todos los bancos grandes ya tienen divisiones grandes de research de crypto. Saben que esto es un nuevo sistema dentro del sistema financiero. Es como cuando hablamos de los teléfonos fijos y los celulares. Van a terminar canibalizando todo.
Pero siguen aferrados a sus sistemas de transferencias y a sus formas de cobrar comisiones y ganar dinero, y no se han dado cuenta de que esto ha cambiado de forma notable.
Si no entienden staking, DeFi, y si no lo adoptan rápido, van a ver que sus negocios desaparecen de un día para el otro. Hay algunos que lo tratan de entender pero es muy difícil.
Lo mismo pasa con los reguladores. No hay suficientes recursos humanos a quien preguntarles que entiendan sobre los dos mundos. Y no hay capacidad, brainpower y decisión. Piensan que todavía es algo lejano.
AB: Pensando en el futuro, ¿Cómo será el estado del sistema monetario a nivel mundial y el rol de los estados en 2030?
AE: Creo que hay una oportunidad enorme para las nuevas generaciones. Es este sistema paralelo a los gobiernos, que está basado en la velocidad de la tecnología.
Creo que en 2030 habrá una sociedad más integrada por una parte pero más discriminada por otro. Van a haber grupos de mucho poder.
Lo que estamos viendo con las crypto básicamente es una revolución de activos o monedas privadas como nunca lo habíamos visto.
En el caso de lo crypto veo claramente sistemas privados, vinculados a sistemas espaciales privados, que pueden ser o no open source. Veo bancos en el espacio. Activos digitales mucho más evolucionados y veo en el futuro una tokenización de los commodities.
Los traders no quieren perder el control de todo esto. Es un poco la proyección que veo.
Creo que habrá un nuevo sistema que no es el capitalista ni el socialista.
AB: ¿Qué opinás del poder de los gobiernos y las grandes empresas?
AE: Las compañías están teniendo cada vez más poder. Lo que está pasando es que hay gran poder en el sector privado, sobre todo el tecnológico.
Por otra parte, los gobiernos se endurecen y toman posturas más extremas en materia de derechos humanos y libertades.
Podríamos decir que hay tres internets diferentes: la de EEUU, Europa y China.
En el caso de China, ya tienen reconocimiento facial de toda su población vinculado a sistemas de pagos. Empresas ligadas al estado, integradas. Y es un modelo empaquetado para ser exportable.
Las CBDC que se están planeando tienen un componente “mint and burn”, es decir, de emitir y de hacer desaparecer activos, por ejemplo, si el ciudadano debe impuestos, o es enemigo o tiene un elemento que perturbe el sistema de gobierno.
Pero hay sistemas paralelos para trabajar y ahí Bitcoin se muestra interesante.