¿Por qué el mercado laboral en los Estados Unidos no deja de sorprender?
La mayoría de las personas se sorprenden al escuchar que para reducir la inflación se requiere incrementar el desempleo. Si escuchamos este planteamiento en mala fe, es bastante probable que malinterpretemos el espíritu de lo dicho por no entender el contexto. Lo “inhumano” de un planteamiento así normalmente es causa de indignación. Y, de hecho, no es raro encontrar contenido de este tipo en las redes sociales. Según estos guerreros de la justicia, la elite lo que en realidad quiere es incrementar la pobreza para enriquecer aún más sus bolsillos.
Bien sabemos que el tono “conspirativo”, utilizando un esquema de -ellos contra nosotros-, es pan nuestro de todos los días en las redes sociales. En esta guerra, hay únicamente amigos y enemigos. Estás conmigo o estás en mi contra. Los amigos siempre son inocentes. Los enemigos siempre son culpables. No hay reconciliación posible. No hay lugares de encuentro. El enemigo es engañoso, deshonesto y malvado. Siempre.
¿Quién es el enemigo? El Gobierno, los bancos centrales, la banca privada, las corporaciones, la prensa, Hollywood, los ricos, las universidades, los expertos y todos los que no piensen como yo. ¿Quiénes son los amigos? El pueblo oprimido, mis influencers favoritos y todos los que piensen como yo.
Entonces, un economista reconocido da una entrevista en un medio liberal. Ya empezamos mal, porque muchos están predispuestos a pensar que se trata de una agente del bando enemigo. No se le da el beneficio de la duda. No se escucha en buena fe. De hecho, antes de hablar, ya es culpable. Por supuesto que se trata de un malvado conspirador más. Y, luego, dice: “El mercado laboral está muy sobrecalentado y es necesario que se enfríe para poder bajar la inflación”.¡Qué indignación!
La inflación en el sector servicios están subido debido a un aumento de los costos laborales. Y eso sucede, porque hay más demanda de trabajadores que trabajadores disponibles. Mientras esto ocurre, la producción no está creciendo a la par de la demanda. Lo que, obviamente, ejerce presiones inflacionarias. En algún momento, debemos encontrar el equilibrio. Después de todo, es cuestión de arroparse hasta donde nos alcance la cobija.
Una escasez de trabajadores con una elevada productividad es positiva, porque, de este modo, suben los salarios. Lo que se traduce en un incremento del bienestar económico de la población. Por otro lado, una escasez de trabajadores con una menor producción es negativa, porque no hay comida suficiente para tantas bocas. Lógicamente, tenemos una situación compleja en nuestras manos. Es un asunto de capacidad. La situación reduce nuestro bienestar económico debido al aumento de los precios. Si un mayor número de personas compiten por los mismos recursos, el dinero se devalúa. Y, cuando el dinero se devalúa, toda la sociedad se perjudica. En especial, se perjudican los más pobres. La inflación sí es “inhumana”.
Para bajar la inflación, hay que ajustarse el cinturón. O sea, hay que reducir el gasto. Lo que, por lo general, trae cierto dolor. Porque la disciplina no es tan placentera como la indisciplina. Pero es una cuestión de necesidad. Nos sacrificamos en el corto plazo por un bien mayor a largo plazo.
Si, en una cena familiar, hay comida suficiente únicamente para cuatro personas, pero tenemos seis asistentes, todos debemos comer menos para que la cena pueda alcanzar para todos. ¿Acaso es “inhumano” pedir ese sacrificio?
Por el bien del colectivo, debemos “enfriar” la economía para encontrar un nuevo equilibrio entre la demanda y el suministro. Ahora bien, si un miembro de la familia se queja de su porción reducida, considerándola injusta, obviamente, no está entendiendo todo el contexto. Únicamente, se está enfocando en el sacrificio que se le pide hacer, pero no tiene muy claro el propósito de ese sacrificio. No hay que ser un genio para saber que una queja así proviene de los miembros más inmaduros de la familia.
Lamentablemente, las utopías son perfectas en la imaginación. En la imaginación y en la oposición. La oposición siempre tiene razón, porque la oposición no es responsable de nada. Se queja. Pero todas sus propuestas son hipotéticas. Siempre tiene la razón. Porque, en su mundo fantástico, los “genios” son infalibles. Esa infalibilidad se acaba en el momento que nuestro héroe llega a un puesto de responsabilidad y le toca rendir cuentas en el mundo real. En este momento, se termina la utopía.
¿Qué está pasando con el mercado laboral? Durante la pandemia, debido a las medidas de confinamiento, los primeros en perder sus puestos de trabajo fueron los trabajadores del sector servicio (hotelería, entretenimiento, restaurantes, transporte, salud, educación, etc.). Luego, con el retorno a la normalidad, las empresas del sector volvieron a necesitar personal. Sin embargo, se encontraron con que muchos de los antiguos trabajadores del sector se negaban a retornar a sus antiguos puestos en busca de un mejor balance trabajo/vida, una mejor compensación y un mejor ambiente laboral. En otras palabras, la pandemia cambió la actitud de la gente hacia el trabajo. Algo sucedió que la gente prefirió quedarse en casa a volver a sus viejos puestos. Este factor X es el responsable por este comportamiento tan atípico en el mercado laboral. Por esta razón, el mercado no deja de sorprender. Ha roto con los viejos patrones.
La pandemia, en muchos aspectos, marcó un antes y después. Algunos aprenderían a vivir con menos. Otros desarrollaron nuevos talentos durante el confinamiento. Otros comenzaron a trabajar de modo remoto. Y otros replantearon sus carreras. Estos cambios tuvieron un impacto significativo en el mercado laboral, creando escasez de trabajadores en muchas industrias. Sin embargo, esto lo estamos ahora reconociendo en retrospectiva. En su momento, no se puede predecir. En otras palabras, todo esto nos está cayendo de sorpresa. Después de todo, nunca es fácil hacer predicciones en circunstancias tan excepcionales.
La Reserva Federal de los Estados Unidos está aumentando los costos del crédito para reducir el exceso de demanda. De esta forma, restaurar el equilibrio entre la demanda y el suministro. Este “enfriamiento” es necesario para bajar la inflación. Un mercado laboral demasiado ajustado es un indicio que todavía hay mucho camino por recorrer en esta lucha. Entonces, un economista en una entrevista podría resumir la situación con que “el desempleo tiene que aumentar para bajar la inflación”. Y esa frase así, sacada de contexto, es fácil de malinterpretar por personas viendo la entrevista en mala fe. ¡Bienvenidos a un mundo altamente polarizado!
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