“Más del 50% de las direcciones de Bitcoin ahora están en pérdida”. ¿Cómo asumir las pérdidas no realizadas?
Al parecer, poco más de la mitad de las direcciones de Bitcoin están por debajo del precio de compra en sus inversiones, según un estudio realizado por la empresa IntoTheBlock. Más del 40% registra todavía ganancias no registradas. Y un pequeño grupo se mantiene sin penas, ni glorias. Cabe destacar que este estudio toma como referencia el precio de $16,069. Entonces, estos porcentajes están cambiando a diario. Sin embargo, estos números nos obligan a reconocer que muchos inversores compraron con expectativas que no se cumplieron. ¿Qué pasó? ¿Qué falló?
En relación a las expectativas no cumplidas, el inversor puede tomar uno de dos caminos. Por un lado, puede tomar el camino de la negación. Fingir que todo estaba fríamente calculado. Este camino normalmente implica trivializar las pérdidas no realizadas como algo sin mucha importancia. Es decir, hay que pretender que todo va acorde al plan con la calma estoica de un filósofo. “Bueno, yo soy un inversor a largo plazo”. “El precio no importa”. Eso no explica que durante la euforia del año pasado muchos de estos “sabios de la paciencia” recomendaban comprar cerca del máximo histórico, porque (supuestamente), en cuestión de semanas, el precio de Bitcoin llegaría a los $100K. En ese entonces, no se hablaba mucho de “largo plazo”. ¿A quién engañamos?
El otro camino es el camino de la reflexión. ¿Por qué se compró a sobreprecio? ¿Por qué se sobrevaloró el activo? ¿Por qué no se vendió a tiempo al ver que el pronóstico inicial no se cumplió? Ah, cierto. La inversión a largo plazo. Pero invertir a largo plazo no es sinónimo de comprar sin criterio. No podemos confundir las cosas. Podemos comprar operando en un marco temporal de 3, 5 o más años. Sin embargo, igual tenemos que comprar al mejor precio posible e igual se debe gestionar el riesgo. O, dicho de otra manera, invertir a largo plazo no es invertir a lo loco.
¿De qué se habla cuando un inversor como Warren Buffet habla de inversión a largo plazo? El ejemplo clásico es la compra de una granja hipotética. Supongamos que compramos una granja productiva. Se trata de una inversión a largo plazo. Lo que significa que nuestro plan es trabajar la granja. O sea, no pensamos venderla pronto. En este caso, lo relevante son los ingresos de la operación en relación al monto pagado.
El precio de mercado de la propiedad puede variar de mil maneras. Sin embargo, esto no nos perturba. Porque lo importante aquí son los ingresos que genera la granja. Si el precio de mercado de la granja colapsa de la noche a la mañana, no es el fin del mundo. Porque estamos hablando de un activo productivo. Y la granja (por ahora) no está a la venta. Por ende, su cotización pasa a un segundo plazo. Lo primordial sigue siendo la producción. En este contexto, podemos decir “soy un inversor a largo plazo”.
La valoración de un activo productivo, sin embargo, es diferente a la valoración de un activo no-productivo/especulativo. Bitcoin, por ejemplo, no es una granja. Bitcoin es simplemente un código en una red de computadoras. Se trata de una abstracción sin valor intrínseco. No genera flujo de caja (como los bienes inmuebles) ni dividendos (como las acciones), y no puede utilizarse productivamente (como las materias primas). Por lo tanto, la valoración de mercado de Bitcoin se basa únicamente en la especulación. Se trata de una serie de números y letras en un base de datos. Un código que presentan una tasa. Es decir, no hay valor intrínseco, pero sí hay valor monetario. Las ganancias o las pérdidas del inversor dependen directamente de los vaivenes del precio.
En este caso especial, el valor no es algo que se puede diferenciar del precio (como en el caso de la granja). En el caso de un código funcionando como una tasa, su precio es su valor. La valoración no se puede estimar sopesando la productividad de los activos subyacentes. En consecuencia, no hay más opción que realizar proyecciones estimadas (especulación) en torno a la futura demanda.
El inversor de un activo especulativo busca su ganancia comprando “barato” hoy para vender “caro” mañana. Si compra demasiado “caro” en pleno periodo de euforia y el precio, después, comienza a colapsar, se registran pérdidas no realizadas. Si estas pérdidas se alargan por demasiado tiempo, nuestro portafolio de inversión sufre por la pérdida de valor. Y la tasa es la tasa. En el futuro, la demanda puede subir o bajar. Pero me temo que nuestras predicciones sobre la futura demanda son simples expectativas que se pueden cumplir o no. Lo único real y concreto es el precio del momento.
Las pérdidas no realizadas también son pérdidas por varias razones. En primer lugar, nos recuerda que compramos “caro” y en un mal momento. El cálculo nos salió mal. En segundo lugar, el tiempo es oro. Y, en la espera, se pierden muchas oportunidades. O sea, ese dinero colocado en otro activo no estaría generando tantas pérdidas. Cierto. Es posible que las personas que compraron BTC cerca del máximo histórico recuperen su inversión eventualmente. Pero, ¿cuándo? ¿Cuánto tiempo tendrán que esperar los que compraron en $65K en comparación a los que compraron en $15K?
¿Moraleja? Bueno, claro que las pérdidas son inevitables, porque es prácticamente imposible acertar en todos nuestros pronósticos. Aquí el error es alargar las pérdidas sin gestión de riesgo de ningún tipo. O sea, el precio se desploma en caída libre. ¿Y la única solución es decir que somos inversores a largo plazo? ¿Cuál fue tu riesgo? ¿Por qué no activaste un stop-loss?
El que compra hace un pronóstico antes. Un pronóstico prudente debe estimar el precio ideal de compra, precio ideal de toma de ganancias y el precio de salida en el evento de que todo salga mal. Esa diferencia entre el precio de compra y el precio de salida (stop-loss) normalmente llamamos “el riesgo”.
¿Cómo calculamos ese “riesgo”? Supongamos que compramos en $65K esperando tomar ganancias en $100K. Un riesgo prudente respeta una ratio riesgo/ganancia(risk/reward) de, por lo menos, 1:2. Entonces, estamos tomando ganancias de 54% o más. Por ende, el stop-loss se puede colocar un 22% por debajo de $65K. O sea, en $50.7K aprox. Por cada $100, estaríamos arriesgando $22 por la posibilidad de ganar $54.
¿Y si el precio sigue subiendo por encima de los $100K? Se muda el stop-loss a $100K y se dejan alargar las ganancias. Garantizamos nuestras ganancias, pero nos permitimos obtener mayores ganancias en caso de obtener unos incrementos mayores de lo previsto. A diferencia de las ganancias, las pérdidas no se dejan alargar. Las pérdidas se recortan sin mucha piedad. Si el pronóstico falla, asumimos nuestra pérdida y seguimos con nuestra vida. Pero se trata de un riesgo controlado.
Inversión a largo plazo no significa perder el 70% de nuestra inversión inicial y sonreír en el proceso. No tiene sentido perder 70% en vez de simplemente perder un riesgo calculado de 22% o menos. El dinero de esta venta luego se puede utilizar para comprar más cerca del mínimo. De este modo, aprovechar con mejor pie la recuperación. ¿Tiene sentido esperar y esperar sin ningún tipo de gestión? El concepto del hodler a ultranza que compra a cualquier precio, nunca vende y espera sin límite es un absurdo que le ha generado muchas pérdidas a muchas personas. La inversión a largo plazo no es eso. No importa el marco temporal. Un minuto, un año o 20 años. La gestión de riesgo es igualmente importante en todos los marcos temporales.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
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