Bitcoin: ¿un activo “especulativo”? ¿Qué significa eso? ¿Y por qué es algo bueno?
Una palabra normalmente tiene más de un significado. Todo depende del contexto. Las palabras generan reacciones emotivas. Negativas o positivas. En el mundo de las finanzas, la palabra “especulación” es, definitivamente, una de las más controvertidas. El “especulador” normalmente se presenta como un codicioso sin principios. Por otro lado, un mercado “especulativo” es una cueva de bandidos. La “especulación” se contrasta con la “inversión”. Invertir sí es una actividad mucho más noble. Por ende, decir que Bitcoin es un activo especulativo es prácticamente un insulto para los sensibles de corazón. ¿Es Bitcoin, realmente, un activo especulativo?
En sus libros, Ben Graham, el padre del análisis fundamental, presentaba la especulación y la inversión como prácticas opuestas. Aquí estamos hablando específicamente de acciones bursátiles. Graham decía que una acción bursátil debe ser vista como un negocio productivo. ¿Cuál es el planteamiento? Bueno, un negocio genera ingresos. Esa es la producción. Un inversor compra un negocio, porque quiere disfrutar de esos ingresos. En el análisis fundamental, el estudio de los ingresos es sumamente importante, porque nos indica el valor del negocio. El inversor ideal nunca vende su negocio. Y recupera su inversión con la producción.
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Según los analistas en valor, el especulador, en el contexto de acciones bursátiles, no compra por la producción. En realidad, compra hoy para vender a un mejor precio en el futuro. Su intención es ganar dinero con la eventual venta del negocio. Y no le interesa mucho mantener el negocio por los ingresos. Digamos que compramos un inmueble para vivir en él. En ese caso, compramos el inmueble principalmente por su valor de uso. Desde el punto de vista de los negocios, ese inmueble, en realidad, es un pasivo. Ahora digamos que lo compramos para colocarlo en alquiler y recibir una renta fija. En este caso, estamos hablando de un activo productivo. Lo que convierte al inmueble en una inversión.
Ahora bien, supongamos que ahora compramos un inmueble para ganar dinero con su apreciación en el tiempo. O sea, no estamos comprando el inmueble para vivir en él. Y no lo compramos para ponerlo a producir. Lo estamos comprando con la intención de venderlo por un mejor precio en una fecha futura. En este caso, se podría decir que estamos “especulando” en el mercado de los bienes raíces.
¿Por qué los especuladores tienen tan mala fama? Digamos que muchas personas compran inmuebles con intenciones especulativas. Entonces, lo que tenemos es un montón de inmuebles vacíos. Estas compras especulativas suben los precios del mercado. Y las personas en busca de vivienda sufren de esta inflación en gran parte causada por los especuladores. El reportero recibe la nota y ve la oportunidad para causar sensación: “Miles de familias sin vivienda gracias a los especuladores”. He ahí esa asociación que existe entre la especulación y la inmoralidad.
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¿Es malo comprar un inmueble con la intención de venderlo después a un mejor precio? O sea, ¿es malo especular en el mercado de los bienes raíces? Por supuesto que no. Ahora hablemos del arte. El mercado del arte es un mercado, esencialmente, especulativo. Si bien es cierto que muchos coleccionistas compran arte por sus propiedades estéticas e históricas, lo cierto es que en las subastas se aplaude no cuando se revela la obra sino cuando se anuncia el precio de venta. Una obra de arte es un activo no productivo. Y su valor de uso es debatible. Su valor es más simbólico y estético que de uso. Es decir, los coleccionables como activos son básicamente especulativos. ¿Es el mercado del arte inmoral?
Decidí escribir este artículo para aclarar el término “especulación”. En mis escritos, normalmente me refiero a Bitcoin como un activo especulativo y gracias a esta práctica, con frecuencia, recibo mensajes de ira por parte de los criptotrolls. Mi intención con el uso del término no es desprestigiar a Bitcoin. Es simplemente destacar que la mayoría de nosotros compramos Bitcoin esperando que su precio suba con el tiempo. Es decir, Bitcoin no es una granja, una joya o una fábrica. Es un código que representa una tasa de cambio. Y los tenedores esperamos que su precio suba para hacer crecer nuestro patrimonio. Así de sencillo. No es el fin del mundo. Calma, criptotrolls.
Un lector me escribió en mi cuenta Twitter (@GusGo): “No es especulativo, sino volátil. Si fuera especulativo tendría una trayectoria indefinida. No es el caso, en el largo plazo aumenta 200% al año en promedio. Esto es porque está sustituyendo al oro como reserva de valor.”
Obvio que este lector malinterpretó mi uso del término “especulativo”. El oro, por ejemplo, también es un activo especulativo. De hecho, todo activo no productivo que se compra con la intención de venderlo a un mejor precio en el futuro se convierte automáticamente en un activo especulativo. El señalado aumento de “200% al año en promedio” afirma que es un activo especulativo que ofrece muy buenos rendimientos. Por eso es que Bitcoin me gusta tanto. El término “reserva de valor” se usa por razones psicológicas. O sea, suena más prestigioso que “especulativo”. Pero, seamos francos, es un eufemismo para complacer a los sensibles. No es sexo. Es hacer el amor. No es muerte. Es pasar a un mejor plano.
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La próxima vez que escriba que Bitcoin es un activo especulativo le voy a colocar al final un emoji de flor para suavizar un poco la cosa. Espero que así no se quiebre ningún cristal. ¿Cuál es el problema con querer hacer dinero? Les confieso que me encanta cuando sube el precio de Bitcoin. En lo personal, no veo ningún problema con eso. Decir que Bitcoin es mi reserva de valor no me hace más puro. Y decir que compro Bitcoin con fines especulativos no me hace ningún villano. En el fondo, son variaciones semánticas.
El código no se come. El código no produce. El código no me viste. Lo único que me ofrece es una tasa de intercambio. Si la tasa se reduce, compro menos cosas. Y la tasa sube, compro más cosas. A mí, ese poder “comprar más cosas” me interesa bastante. Yo compro Bitcoin para crecer financieramente. Para poder cubrir mis necesidades, para darme la vida que quiero, y darme un lujo cuando me plazca. Bitcoin es un medio para fin. El fin es mi vida. Si cambiar “activo especulativo” por “reserva de valor” te hace feliz, adelante. Papas, patatas.