¿Qué hay realmente detrás de la “Ley Bitcoin” de El Salvador? Expertos responden
“El Salvador es una economía predominantemente de servicios, y su principal exportación es la mano de obra humana a Estados Unidos. Por lo tanto, las remesas internacionales constituyen una importante entrada de dinero en el país. Cuando se combina esto con el hecho de que aproximadamente el 70% de la nación no está bancarizada y una cantidad significativa del dinero entrante es tomada por intermediarios y proveedores de servicios monetarios a tasas poco razonables, se puede ver por qué Bitcoin sería una opción atractiva para la nación.
Como El Salvador ya utilizaba una moneda extranjera, el dólar estadounidense, como moneda de curso legal, no tenía que preocuparse por ninguna pérdida de señoreaje o control. Más bien, ahora tiene un modelo dual en el que tanto el dólar estadounidense como BTC son opciones de curso legal disponibles para sus ciudadanos.
Salvo que haya una intervención subversiva por parte de Occidente, creo que a relativamente corto plazo, la nueva ley tendrá un impacto muy positivo en la economía local de El Salvador, sobre todo teniendo en cuenta que parte de la legislación protege contra la volatilidad de Bitcoin al proporcionar a todos los vendedores un acceso garantizado a un mercado spot para convertir sus BTC en dólares con sólo pulsar un botón. A escala mundial, El Salvador ya ha hecho que varios países emergentes exploren la incorporación de Bitcoin como herramienta para mejorar sus sistemas financieros.
Algunos no están de acuerdo con mi punto de vista sobre los beneficios a corto plazo de la iniciativa Bitcoin de El Salvador, citando que, dado que un tercio de la población no tiene acceso a Internet, no se beneficiarán de Bitcoin como solución para la inclusión financiera. En primer lugar, si se tienen en cuenta estas estadísticas y además se asume, en el peor de los casos, que todos los que no tienen acceso a internet no están bancarizados, entonces la Ley Bitcoin de El Salvador sería directamente responsable de la inclusión financiera de, al menos, el 37% de su población, o al menos 2,3 millones de individuos que antes no estarían bancarizados.
Además, es una falacia pensar que se necesita la plena conectividad a Internet de cada ciudadano para poder aprovechar la red Bitcoin basada en el sistema que El Salvador ha puesto en marcha. En realidad no se necesita. Lo que sí se necesita es una red de comunicaciones móviles a nivel nacional. Prácticamente todos los salvadoreños, incluso en las aldeas más remotas, tienen teléfonos inteligentes que son más que capaces de ejecutar la aplicación oficial de la billetera de El Salvador, y la conectividad de red 2G que cubre toda la nación es en realidad todo lo que la billetera requiere para participar en la red Bitcoin Lightning. No sería impracticable, a muy corto plazo, que el gobierno habilitara la funcionalidad de billetera para prácticamente todos los ciudadanos como un servicio básico, además de las comunicaciones de voz y texto como servicios móviles primarios, si existiera el deseo.
A más largo plazo, creo que las monedas de curso legal que no están bajo el control de ningún gobierno en particular serán un salto importante para hacer del mundo un lugar mejor y un paso más cerca de un ideal democrático. Mi opinión personal es que Bitcoin tiene actualmente algunos defectos económicos, medioambientales y técnicos inherentes que lo convierten en una mala elección para una moneda mundial definitiva. Al mismo tiempo, como construcción puramente social, puede evolucionar hasta convertirse en el sistema adecuado según lo considere la mayoría, y lo hará si quiere sobrevivir.”