¿Qué son los CFD de Bitcoin?
El trading de criptomonedas como Bitcoin se ha convertido en una actividad que genera enormes movimientos financieros y económicos en el mundo, y una de las herramientas que busca ayudar a aprovechar esto son los CFDs o Contratos por Diferencia.
Y no es para menos, con un valor que ha superado en promedio los 200 mil millones de dólares, Bitcoin es una criptomoneda con un imponente e importante nivel económico en todo el mundo.
Esto es un hecho que no ha pasado desapercibido para los inversores y empresas financieras que buscan transformar a Bitcoin en un mercado de gran valor. Un mercado que llame aún más la atención de los inversores a nivel global y que ello le haga crecer en valor.
En ese sentido, los CFDs (Contratos por Diferencia) se erigen como una herramienta perfecta para impulsar estos hechos. En Bit2Me Academy hemos querido dedica un espacio para explicar qué son los CFD y el impacto que estos están teniendo en el mundo de Bitcoin y las criptomonedas en general.
¿Qué es un CFD y su origen?
Un CFD o Contrato por Diferencia (del inglés, Contracts for Difference), son unos instrumentos financieros cuyo precio se basa en la diferencia entre el precio de entrada y el precio de salida de un activo subyacente. En pocas palabras, un CFD refleja los estados de valor de un activo tanto en los inicios y términos de una jornada.
Gracias a esta características, los traders tienen la oportunidad de operar con diferentes tipos de activos sin poseerlos, como índices, acciones, futuros, etc. Por ejemplo, al comprar un CFD sobre una acción, no eres el propietario de la acción, tienes un contrato con el bróker.
Esto significa que los CFD son instrumentos derivados del tipo OTC (Over The Counter) u otros mercados secundarios no regulados. Es decir, no cotizan en un mercado organizado sino en mercados privados y su negociación se hace entre partes de confianza. Por esta razón, muchas regulaciones en distintos países marcan a los CFDs como una opción de inversión altamente riesgosa e incluso imponen fuertes restricciones a su uso.
El origen de los CFD nos lleva hasta Inglaterra en la década de 1950, cuando fueron creados con el fin de facilitar el acceso a la negociación de operaciones con mucho apalancamiento, especialmente para los fondos de inversión libre. En España, los CFD comenzaron a comercializarse en 2007. Desde entonces, la CNMV y ESMA (European Securities and Markets Authority) han emitido varias advertencias sobre estos instrumentos.
¿Cómo funciona un CFD?
Como su propio nombre lo dice, los CFD consiste en contrato que permite comprar o vender un activo teniendo en cuenta la diferencia de precio de dicho activo. En ningún momento se necesita el activo, pudiendo “comprar” o “vender” algo que no tienes. De esta forma, la ganancia o pérdida de dicho contrario, está dada por la diferencia entre el precio de entrada en la posición y el precio de cierre de la posición.
Por ejemplo, si creamos un CFD de 10.000 € con un precio de posición de entrada en Bitcoin de 8000 €y un precio de posición de salida de 8500 €, estaremos ante un contrato con una ganancia positiva de 6,25 %. Es decir, este contrato nos devolverá un total de 625 € de ganancia, para un total de 10.625 € en nuestro retiro de posición final.
Sin embargo, de esos 10.000 € en posición, solo una pequeña parte es realmente nuestra inversión, debido a que ha sido aumentado el capital gracias a un apalancamiento otorgado por la plataforma del bróker. De allí que lo único que ganemos sea nuestra inversión inicial, un porcentaje de las ganancias obtenidas por el CFD, menos las comisiones e intereses que nos cobre la plataforma. Y en caso de pérdidas, podemos perder todo nuestro dinero.
Apalancamiento, la principal características de los CFD
Así podemos decir que; los CFD son productos “apalancados”. Además de que ofrecen una exposición a los mercados, exigiendo al inversor que aporte únicamente un pequeño margen (depósito) del valor total de la operación. Así permiten a los inversores aprovecharse de la evolución de los precios al alza (asumiendo “posiciones largas”), o a la baja (asumiendo “posiciones cortas”) de los activos subyacentes.
Si escuchas la frase “ir a corto” significa que se refiere a una orden de venta. Y al contrario si escuchas “ir a largo”, donde se refiere a una orden de compra.
Cuando el contrato se cierra, el inversor cobrará o abonará la diferencia entre el valor de cierre y el de apertura del CFD de los activos subyacentes. Si la diferencia es positiva, el proveedor del CFD le pagará. Si la diferencia es negativa, usted deberá pagar al proveedor del CFD. Esta situación es la que muchas veces lleva a que los inversores que desconocen cómo se manejan estas herramientas tengan grandes pérdidas.
Por otro lado, los CFDs pueden parecer similares a inversiones más convencionales como las acciones, pero la verdad son muy diferentes. Esto debido a que en el caso de los CFDs, el inversor nunca adquiere ni posee en realidad el activo subyacente al CFD, solo posee un contrato que le permite acceso a un símil de dicho activo en un mercado privado.
Pros y Contras de los CFD
Por supuesto, los CFD no son una herramienta perfecta y como todo, ofrece pros y contras a la hora de utilizarla. Así tenemos lo siguiente:
Pros de los CFDs
- Son una herramienta que permite acceso directo al mercado (Direct Market Access o DMA, por su sigla en inglés). Esto permite que algunos brókeres puedan permitirte invertir en CFDs directamente en el mercado, sin pasar por intermediarios.
- Las operaciones que se realizan con CFDs permiten generar ganancias en mercados alcistas y bajistas, algo que no es posible con otros instrumentos financieros.
- Permite operaciones con apalancamiento.
- A diferencia de los mercados regulados, los CFD permiten operar 24 horas durante 5 días de la semana.
- Puedes adaptar la cantidad que inviertes en CFDs (el volumen del contrato) al tamaño de la cuenta o al riesgo máximo que quieras asumir como inversor.
- En un supuesto caso de reparto de dividendos, el inversor en largo de Contratos por Diferencia mantiene todos los derechos económicos. Si el inversor opera en corto, deberá abonar la cantidad que corresponda en concepto de dividendos. La diferencia con los futuros a este respecto es que estos no poseen derechos económicos.
Contras de los CFDs
- Son un producto bastante complejo de entender. En España, la CNMV considera que no son adecuados para inversores minoristas debido a su complejidad y alto riesgo. De hecho, entre el 70 y 90% de los inversores minoristas pierden todo su dinero cuando comercializan con CFD. Existen muchas plataformas que te permiten invertir en Bitcoin, pero realmente compras un CFD. Con Bit2Me compras Bitcoins reales.
- Operar con CFDs requiere un seguimiento y vigilancia constante de tu inversión. Recuerda son instrumentos complejos y los mercados en los que suelen aplicarse suelen ser muy volátiles.
- Se suele decir que estos contratos no tienen fecha de vencimiento, al contrario de los futuros. Esto es cierto en parte, ya que mantener abierta la posición generalmente genera el pago de intereses por dicha opción.
- Las operaciones largas conllevan un coste de financiación. Este coste se corresponde con la parte del total de la inversión que no está cubierta con el margen de garantías.
- No todos los CFDs tienen la misma liquidez, por lo que en algunos casos podemos encontrar que no existe contrapartida para la operación.
- Muchos brókeres que ofrecen CFD son directamente una estafa que simplemente buscan capturar a sus víctimas con la promesa de dinero fácil y ganancias que no se corresponden con la realidad.