Bitcoin es dinero para enemigos
El dinero es una tecnología que permite a los humanos el fácil intercambio de bienes servicios, y cualquier otro elemento que haga sentido para la sociedad en la que funciona. Dejemos atrás los primeros días de su historia, y hablemos directamente del dinero fiat, controlado por gobiernos y bancos y sustentado por la amenaza y el monopolio de la fuerza.
Las fronteras entre países evitan que este intercambio de valor se haga sencillo y completamente global para el ciudadano. Si bien es cierto que el dinero actual circula a nivel internacional y permite realizar transacciones a través del mundo, son muchas las trabas que existen para que el dinero regulado en un Estado, entre a otro cuando es un ciudadano común el que envía.
Pero, ¿qué pasaría si a esta tecnología de intercambio de valor, le añadiéramos una solución técnica, de alcance realmente global como el Internet, y que no pueda ser censurada, ni regulada, por ninguna autoridad?
Allí, querido lector, estaríamos en presencia de un nuevo paradigma; estaríamos frente a Bitcoin (BTC), un dinero que, como trataremos de mostrar en este texto, puede llamarse dinero para enemigos por esa descentralización y la neutralidad que garantiza.
Ahora veamos por qué
Fiat vs. Descentralización
Es importante señalar que el dinero ha ido atravesando un desarrollo histórico, una evolución. Desde conchas y piedras, a simples entradas/salidas de cómputo en bases de datos centralizadas. A los fines de este artículo, nos referimos directamente al dinero fiat de este tiempo, en el que la emisión, regulación y todos los elementos prácticos de su funcionamiento, son decididos y controlados por bancos centrales y gobiernos.
“El dinero fiat es una moneda emitida por el gobierno, que no está respaldada por un producto físico, como el oro o la plata, sino por el gobierno que la emitió. El valor del dinero fiat se deriva de la relación entre la oferta y la demanda, y la estabilidad del gobierno emisor, en lugar del valor de un producto básico que lo respalda, como es el caso del dinero-mercancía”, como se lee en Investopedia.
Teniendo esto en cuenta, y especialmente el carácter centralizado de este tipo de dinero, trabajemos entonces en entender por qué bitcoin sería considerado el dinero ideal para los enemigos.
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Partamos con un ejemplo. En una guerra, países que están en medio de un conflicto bélico directo tratarán, por cualquier medio posible, imponer su voluntad para ganar la guerra. Ahora imaginemos que uno de los países que están en este conflicto es el emisor de la moneda con la que se mueven las reservas globales; lo que quiere decir que tendría una importantísima influencia en la economía, no sólo de sus conciudadanos, sino del sistema global.
¿Qué garantiza que ese país, con ese poder, se comportaría de manera honesta y ética, sin utilizar su dinero, emitido bajo sus reglas, según su propio beneficio, como una herramienta para imponer su voluntad?
En ese imaginario conflicto con el que partimos, aterricemos un momento las acciones del gobierno de Estados Unidos contra el régimen venezolano; ¿no son un buen ejemplo de este tipo de uso del dinero? Finalmente, lo que se busca es eliminar los nexos que pueda tener el régimen chavista con la economía global, aislándolo. La mejor forma de hacerlo es a través del bloqueo de las finanzas del Estado.
Y no es algo nuevo.
De hecho, ¿no sería esto lo que sucede en cada uno de los conflictos actuales? ¿No es realmente esto lo que sucede y por lo que vemos estas llamadas sanciones ocurriendo? Si bien el dinero -en este caso los dólares- tiende a ser una tecnología aparentemente neutral, la realidad es que en un momento de necesidad, una autoridad con el poder que tiene bajo su mando el gobierno estadounidense sobre la economía global, podría utilizar esta influencia para sus propios fines.
Bitcoin es neutral
Pero, ¿qué tiene que decir bitcoin en este sentido? Pues recordemos que desde el principio, el objetivo de bitcoin en ofrecer un tipo de dinero en el que no existieran terceros de confianza.
Bitcoin es una solución única al problema de los generales bizantinos, y garantiza que no haya una única autoridad o entidad que controle el funcionamiento de esta solución.
Bitcoin es dinero efectivo, electrónico entre pares. En él, las labores que corresponden a la emisión, la regulación y, en líneas generales, a todo el funcionamiento de la red, están automatizados y aseguradas a través del uso de la criptografía, en esta amalgama de otras tecnologías previas, pero cuyo conjunto crea algo fuera de serie. Histórico.
Además, convergen para su actualización y desarrollo una importante cantidad de desarrolladores, criptógrafos y especialistas, con cada vez más fuentes de financiamiento para hacer el protocolo cada vez mejor.
Dicho todo esto, entendemos que Satoshi Nakamoto creó la forma en la que el dinero alcanza la mayor neutralidad posible. Hay demasiados intereses y voluntades alrededor de su funcionamiento, pero quien atente contra el equilibrio según el que funciona, puede terminar perdiendo su riqueza o la influencia ganada sobre el protocolo.
Como dijimos al principio, aunque el dinero se trate simplemente de una tecnología para el intercambio de valor entre los seres humanos, no siempre puede ser tan transparente o neutral como sería la rueda o alguna otra de las tecnologías básicas. Hay autoridades, hay intenciones y necesidades que no siempre son compatibles con las de los otros agentes del sistema, y que deriva en conflictos por la influencia que uno u otro tengan sobre el dinero.
Sin embargo, Bitcoin intenta ser simple y transparente, y abierto a cualquiera, sin excepción, y no hay alguien o un grupo que pueda cambiarlo sin sufrir las consecuencias (pérdida de dinero, o de equipos, o de influencia).
Si pensamos las relaciones que crea este tipo de dinero, los agentes que hacen que el registro, el sistema y todas las partes de Bitcoin funcionen a cabalidad (desarrolladores, mineros, servicios, negocios, Venture Capital, traders, entre otros); pero también en la relación que existe entre los propios usuarios de la red y los proveedores de servicios (custodia, proveedores de liquidez y apalancamiento, servicios de trading), podemos ver que hay demasiados intereses en juego, que incluso pueden llegar a parecer contradictorios. Sin embargo, todos caben en Bitcoin, y todos convergen.
Si le prestamos atención a la conversación sobre Bitcoin en redes sociales, podemos entender que, si bien muchos usuarios comparten algunas ideas básicas, no siempre congenian en su perspectiva política, económica e incluso social, y, sin embargo, Bitcoin les sirve y les encuentra a todos, pese a esto.
¿Qué significa esto para Bitcoin? ¿Es acaso un problema? Pues la verdad, termina destacando uno de los elementos más significativos de su radical neutralidad, que es lo que me ha traído a escribir estas líneas. Repito: bitcoin es dinero para enemigos.
Para todos: para bien y para mal
Esta no es una idea nueva, y ya personalidades como Jimmy Song, Pierre Richard, Matt Odell, entre otros, han hablado de esta característica. De hecho, es uno de los elementos sobre los que se ha insistido al momento de hablar de las capacidades del protocolo y de las cualidades de BTC como dinero.
La radical neutralidad del protocolo, su registro y el funcionamiento general de sus transacciones, hacen de bitcoin un tipo de dinero único, una forma de intercambiar valor que realmente no discrimina, ni por hardware, ni por credo, ni religión; ni mucho menos por la geolocalización de quién intenta aprovechar esta red.
Es tan simple como tener una dirección y estar listo para recibir; y tener un monedero desde el que enviar esos fondos. Esa es una identidad única dentro del protocolo y nadie tiene la autoridad suficiente como para eliminarla.
Entonces, volviendo nuevamente sobre el ejemplo de un conflicto entre una gran potencia y un pequeño país capturado por dictadores, si la economía no dependiera de las finanzas y la gestión del dinero de esa gran potencia, sino de bitcoin, ambos países estuviesen condenados a resolver su conflicto de otra manera que utilizando el dinero como un arma.
Incluso teniendo una gran cantidad de dinero en bitcoins por encima de los recursos de la pequeña nación, la gran potencia no podría aprovechar esto más que para sus propios gastos y para la propia gestión de su economía y la guerra, pero el dinero como tal, perdería cualquier cualidad e influencia sobre el enemigo.
No hay una forma de coacción en la que una ballena pudiese obligar a otro usuario con menos BTC, a utilizar los recursos en X o Y forma. La decisión le corresponde al usuario. En este ejemplo de una economía bitcoinizada, obviamente resultaría más difícil para ambos manipular el mercado para perjudicar al otro, pues esto los pondría en riesgo a ambos. Sería una jugada poco inteligente del más poderoso.
Incluso en medio de un conflicto de esa naturaleza, utilizarían el mismo tipo de dinero, pero sin que uno de los dos pueda tomar ventaja. Cabe decir que, hasta ahora, en la geopolítica este tipo de relaciones de valor han sido esporádicas, y cuándo han existido, han sido abolidas para poder financiar varias de las distintas guerras que ha atravesado la humanidad.
Un ejemplo reciente (y cercano)
Un ejemplo de Bitcoin como dinero para enemigos es un caso que reporté hace poco sobre Venezuela. En este periódico publicamos hace poco la disponibilidad de utilizar BTC como medio de pago para pagar el trámite del pasaporte ante el Servicio Autónomo de Identificación, Migración y Extranjería, (SAIME).
Aunque esta podría ser considerada una “buena noticia” de cara a la adopción y para quienes no sufren al régimen, para quienes vivimos en Venezuela y adversamos al régimen resulta una noticia agridulce. Finalmente, uno de los principales temores sucede: que sea el régimen quien da el primer paso para adoptar Bitcoin y la gente se quede aun pensando y dudando.
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Pero la noticia resulta incluso peor cuando consideramos la forma tan extraña en la que han intentado desmentir la noticia (a pesar de que se tomó como algo positivo entre bitcoiners de habla inglesa), intentando una nueva forma (muy conveniente para ellos, eso sí) de manejar las fuentes. A pesar de que la opción estuviera disponible y hubiese sido constatada por diversos periodistas y usuarios, había que confirmar con un vocero. Uno que, muy probablemente, no tendría idea de lo que estaba pasando y de lo que se le solicitaba.
Así, encargados de prensa de instituciones del chavismo, comentadores de redes sociales e incluso medios de editorial abiertamente chavista, se alinearon para decir que se trataba de algo falso. Después de tener las pruebas en la mano, y con la comprobación correspondiente ¿cómo alguien puede tener el tupé de señalar que otro miente?
Pese a esta reticencia, la realidad es que el régimen está empezando a experimentar directamente con Bitcoin, y haciéndolo de una manera bastante sofisticada, implementando BTCPayServer para los pagos, lo que garantiza que no les pueden retener los fondos que reciban (resistencia a la censura), y que no hay reutilización de direcciones, haciendo más complejo seguir los fondos.
Al verse aislado por su enemigo, con claras dificultades para la gestión y procesamiento de pagos internacionales, con su pseudo-shitcoin sin arrancar tras 3 años, entre la espada y la pared, Bitcoin podría terminar siendo una bocanada de aire para el régimen, porque, querámoslo o no, nadie puede hacer que quien reciba esos pagos del SAIME claudique y entregue las llaves privadas de esa dirección solo por adversarlo.
¿Cuál será la reacción de Estados Unidos? ¿Dejará definitivamente el chavismo este esfuerzo? Recordemos que apenas unas horas después de nuestro reporte y el de otros medios la opción fue inhabilitada. ¿Estaban probando? ¿Y si la estrategia prospera? ¿Veremos una escalada en el financiamiento del chavismo con bitcoins?
Aún cuando considero y defiendo que Bitcoin es una herramienta útil para las personas en general, para el ciudadano, para el venezolano común, para la diáspora, para nuestros refugiados; este hecho reafirma lo que hemos dicho hasta ahora; es útil también para el dictador, el enemigo diametral de quien es expulsado de su país, o condenado a vivir de manera miserable por la voluntad de su grupo político.
En este caso, lamentablemente para mí, Bitcoin se prueba de nuevo como dinero para enemigos, ¿estamos listos para tomar la batuta y responder? El desafío es mayúsculo, pero ciudadanos informados y con el conocimiento básico pueden sacar su partido también.
Los puntos de vista y opiniones expresados aquí son únicamente los del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de Cointelegraph.