El fin de una era: Se espera que la Fed suba las tasas por última vez y llegue a un máximo histórico

Los economistas son unos profesionales que estudian cómo funciona la economía, es decir, cómo se producen, se distribuyen y se consumen los bienes y servicios. Su trabajo es muy importante, porque nos ayuda a entender los problemas económicos y a buscar soluciones.

Pero resulta que, en el mundo de hoy, muy pocas personas les hacen caso. Hay un fuerte sentimiento antiexperto, que se basa en la desconfianza y el rechazo a la ciencia. Los académicos, en especial, no despiertan mucho interés, porque con frecuencia nos dicen cosas que no queremos escuchar. Y ese es el mal de estos tiempos. Las personas aceptan solo las verdades que se ajustan a sus creencias. Y rechazan las que no.

Entonces, no es raro que si una persona escucha a un premio Nobel de economía que contradice sus ideas y a un influencer que tiene miles de seguidores diciendo tonterías, la persona escoja la opinión del influencer. Así nos va.

Ahora bien, la Reserva Federal (Fed), el banco central de ese país, tiene el poder de subir o bajar las tasas de interés. Las tasas de interés son el precio del dinero, es decir, lo que te cobran por prestarte o lo que te pagan por ahorrar.

La Fed lleva un tiempo subiendo las tasas de interés para evitar que la economía se sobrecaliente y que los precios se disparen. Pero también tiene que tener cuidado de no frenar demasiado el crecimiento y el empleo, porque eso podría provocar una recesión. Es como conducir un automóvil por una carretera llena de curvas: hay que acelerar y frenar en el momento adecuado.

Según una encuesta realizada por Bloomberg, la mayoría de los economistas cree que la Fed subirá las tasas de interés aún más este año, para llegar al nivel más alto desde el año 2001. Después, la Fed se tomaría un descanso y mantendría las tasas estables durante todo el 2024.

¿Por qué creen eso los economistas? Porque piensan que la inflación se moderará el próximo año, gracias a la disminución de los efectos de la pandemia y a la menor demanda de los consumidores. También porque esperan que la Fed cambie su estrategia y empiece a reducir sus compras de bonos del gobierno, que son otra forma de inyectar dinero en la economía.

Pero no todos los economistas están de acuerdo. Algunos piensan que la Fed tendrá que subir más las tasas para contener la inflación, que sigue siendo alta. Otros piensan que la Fed tendrá que bajar las tasas para estimular la economía, que se está debilitando por la escasez de suministros y la incertidumbre política.

¿Quién tiene razón? Nadie lo sabe con certeza. La Fed tendrá que ir ajustando sus decisiones según vaya evolucionando la situación. Lo único seguro es que sus movimientos afectarán a todo el mundo, desde los ahorradores hasta los endeudados, pasando por los inversores y los gobiernos. Así que más vale estar atentos a lo que haga.

La guerra de narrativas es una batalla entre diferentes grupos que tienen intereses distintos y a veces opuestos. Los economistas son un grupo especial, porque ellos se preocupan por ser científicos y no mentir. Por eso, cuando hablan, tratan de usar la lógica, los datos y la evidencia para apoyar sus argumentos. Los economistas suelen trabajar en las universidades, donde pueden investigar y enseñar con libertad. Pero también hay economistas en la Fed que tiene el poder de crear dinero y controlar la inflación. Así que se podría decir que los economistas y la Fed hablan el mismo idioma y están en el mismo barco.

Pero no podemos decir lo mismo de los otros grupos: Los políticos, que quieren ganar votos y poder; Wall Street, que quiere ganar dinero y especular; los cripto, que quieren revolucionar el sistema financiero; y la prensa, que quiere vender noticias y generar polémica. Estos grupos tienen sus propias narrativas, que a veces chocan con las de los economistas y la Fed. Y así se arma la guerra de narrativas, donde cada uno trata de imponer su visión de la realidad.

Resulta que hay dos tipos de actores en este juego. Los primeros son los que operan en Wall Street y en el mercado de las criptomonedas, que se benefician de crear expectativas positivas. Los segundos son los economistas y la Reserva Federal, que tienen la obligación de ser realistas y de advertir sobre los riesgos y las consecuencias de las decisiones financieras. ¿Y quién crees que tiene más influencia en el ánimo de los inversores?

No te asustes si ves que el mercado y la Fed no van de la mano. Es normal que tengan ritmos diferentes. El mercado quiere ganar dinero, y la Fed quiere cumplir con la ley. ¿Y eso qué significa? Que las tasas de interés estarán a un nivel que no se veía desde hace más de 20 años. Que pedir prestado va a salir muy caro. Y que eso nos lleva a un terreno desconocido. No podemos mirar las gráficas y dibujar líneas para saber qué va a pasar con el precio de Bitcoin si Bitcoin nunca ha vivido una situación así. Nadie sabe a dónde vamos a llegar. Porque para Bitcoin no hay referencia histórica que nos pueda orientar.

¿Sabes qué pasa cuando un youtuber o un tuitero dice que el precio de Bitcoin se va a la luna? Que su cuenta se va al cielo. Porque la gente le da likes, retweets y comentarios a quien les dice lo que quieren oír. Así que si quieres ser popular en las redes sociales, no seas muy realista. Los creadores de contenido y las empresas saben que tienen que contar historias que despierten emociones para captar seguidores y capital.

Así que su trabajo es generar optimismo y entusiasmo. Porque todos ganan con un ambiente de optimismo. Es mucho más fácil hablar de que las subidas están garantizadas porque el pasado siempre se repite. Y ahora viene el halving.

Se crea una falsa sensación de certeza que es muy atractiva para la persona que está pensando en comprar. Pero ojo, una economía donde el dinero es casi gratis no es igual a una economía donde el dinero no ha sido tan caro en 20 años. Es una expectativa racional asumir que las cosas serán probablemente diferentes esta vez.

 Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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